Prohibir. Es el reflejo más primario contra lo que no se conoce. Y una de las estrategias más socorridas de la política del miedo: el Partido Popular quiere rebajar la edad penal a los 12 años y que los menores de 18 años tengan que pedir consentimiento paterno para participar en una red social. Y a los menores de 14, prohibido. Cerrado el acceso a la tecnología y al mundo en el que sus coetáneos viven. ¿Y para ser boy scout, formar parte de un club deportivo, asistir a catequesis o salir con los amigos? ¿También quiere el PP consentimiento paterno? ¿Y para leer diarios o escuchar música? Censura para menores.
Menos mal que se proclaman liberales, se hartan de declarar que el Estado no debe meterse en la vida privada de las personas, son fervientes defensores de la sociedad de la información y anti canon digital. Incluso tienen una red social propia, Popular.es, y no se recatan para publicar vídeos en YouTube.
Los diputados de la derecha Alfonso Alonso, Arturo García Tizón y Santiago Cervera incluyen estas prohibiciones en un denominado Plan Integral contra la Violencia entre los Menores que me recuerda mi infancia, cuando el famoso espíritu nacional y la educación franquista nos ponía a todos los niños de entonces a salvo de los terribles males, pecados y camino de perdición que sufrían los menores de los países desarrollados. Por el bien de una España ignorante, cerrada al futuro y a las ideas. Pero eso sí, con ese orden de los muertos, los encarcelados y la censura.
Como bien les ha contestado la diputada socialista Lourdes Muñoz Santamaría, "ante cualquier reto, lo único que se ocurre al PP es prohibir". Política del miedo.
Ni se les ocurra. Como padre pondré a disposición de mis hijos todo aquello que tanto me costó descubrir y donde era tan difícil encontrar a alguien que me guiara. Y, por favor, señores y señoras del PP: manténganse fuera de mi casa, de mi familia, de mis ordenadores y de mis redes sociales. Son asunto privado.
La ignorancia no es atrevida. Es cobarde y miedosa. Criminalizar internet y las redes sociales es más fácil que ayudar a la población a conocer, aprovechar y desarrollar todas las ventajas de la sociedad de la información. No enmascaren la censura con absurdas medidas de educación que en su mayoría ya existen, aunque siguen siendo ineficientes porque para educar el educador debe saber más que los alumnos. Y en las nuevas tecnologías esos roles se invierten a menudo. Uno de los problemas que surgen muchas familias. Preocúpense más de garantizar el mayor acceso de los ciudadanos a las nuevas tecnologías y de poner a su disposición las herramientas necesarias para aprovecharlas lo mejor posible.
Estudios de la Unión Europea y de la OCDE nos siguen reseñando como uno de los países con menor acceso y conocimiento de las tecnologías que ya son presente, no futuro. Y los jóvenes españoles siguen estando entre los que menos uso hacen de ellas. Pero lo peor es que muchos padres se sienten incapaces de acompañarlos en el uso de muchas herramientas y tecnologías.
Gracias, diputados de la derecha, por preocuparse. Empiecen por controlar sus webs, blogs, foros y resto de redes sociales. Sus ideas son perniciosas: explotan con miedo los problemas de los padres. Censura y represión, no. Gracias.