¿Ha buscado un libro descatalogado? ¿Ha perdido horas en bibliotecas para encontrar un texto? La digitalización puede acabar con el gran agujero negro de la cultura, inaccesible, "solitaria, infinita, inmóvil, inútil", la maldición de la Biblioteca de Babel de Borges. Google Books quiere digitalizar los libros para manteneros vivos. Google puede. Europa, no.
Un exiguo 1% de los libros de las bibliotecas europeas está digitalizado. Los numerosos intentos y los millones invertidos son insuficientes. Los editores y gobiernos como Francia y Alemania se alzan contra Google Books, el ambicioso proyecto para permitir el acceso y las búsquedas en millones de libros. Y luego comercializarlos. La Comisión Europea, cansada de fracasos, lo apoya. Google paga. Ha ofrecido 125 millones de dólares a los editores norteamericanos y busca un acuerdo europeo. Promete el 63% de los beneficios. La Comisión pide unificar los derechos de autor, cooperación pública y privada, y agilizar el uso de las obras huérfanas, sin titular de sus derechos conocido, y descatalogadas.
El proyecto desvela los agujeros negros de la industria cultural. El primero, las obras descatalogadas y huérfanas. Los editores deciden los libros vivos y llenan el anaquel del olvido. La velocidad de publicación –más de 70.000 títulos al año en España- convierte al libro en un objeto tan perecedero como la moda de Zara. El segundo, la desmesurada extensión de los derechos de autor envía a una mayoría de obras del siglo XX a una biblioteca olvidada fuera de las librerías de viejo. El tercero, un registro –que también ofrece Google- de quiénes tienen los derechos de muchas obras, ocultos en una maraña legal.
No se puede dejar la cultura en manos de una empresa y cambiar a los editores por Google. Pero es hora de defender la cultura y revivirla mientras los editores discuten cómo preservar su negocio y no se han puesto de acuerdo ni en la digitalización ni en el formato futuro del libro.
Columna semanal en los medios de Vocento