"¡Por favor, ayúdanos! Jamenei y Ahmadineyad quieren matarnos a todos!". Es el grito entonado desde Twitter para estremecer a internautas de todo el mundo con la muerte de Neda Soltani, la mujer presuntamente asesinada por partidarios del gobierno contra el que se rebelan cientos de miles de iraníes. Las redes y los medios sociales han creado el símbolo de la rebelión verde en Irán y la velocidad de difusión del vídeo de su muerte acelera la crisis del régimen conservador de los ayatolás.
Nada más poderoso que la imagen de la tragedia. El periodismo siempre ha encontrado en esas fotos y vídeos repetidos millones de veces el mayor poder de la información. Pero cae una de las últimas fronteras: los medios sociales son ahora los creadores de mitos.
La muerte de Neda Soltani no está confirmada. La censura del régimen iraní también trabaja en su contra. Cuando se bloquea la información y se censura a los periodistas, los rumores, las mixtificaciones y la desinformación reinan.
No sabemos la verdad de su vida, su identidad y los detalles de su muerte, falta la información que el gobierno iraní niega. Pero podemos creer en el mito y la fuerza emocional de las imágenes. Ningún periodista estaba allí para contar quién es y cómo murió. Pero la imagen de su muerte tiene la fuerza simbólica de la caída del Muro de Berlín, el derribo de la estatua de Sadam en Bagdad por las tropas norteamericanas y el drama de aquella niña corriendo con la piel a jirones quemados por el napalm en Vietnam. Las redes sociales también han arrebatado al periodismo la franquicia de la creación de mitos.
Pero los iraníes deben tener cuidado. Su rastro digital es identificable y las represalias pueden prolongarse durante mucho tiempo. Ahmadineyad y sus seguidores emplean la tecnología para perseguirlos, del bloqueo de los SMS para evitar la coordinación de las protestas a los bloqueos de internet, donde la revolución verde se vive desde dentro hacia el exterior, implicando a la nueva sociedad global en su causa.
Nokia y Siemens han provisto a Irán de tecnología para espiar y filtrar las comunicaciones, de internet a los móviles. La empresa se defiende en su blog y asegura que los sistemas suministrados al gobierno iraní no permiten la filtración de datos ni de internet, sino que se emplean sólo para la intercepción de las comunicaciones móviles por motivos legales, según los estándares aceptados por la industria.
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